febrero 23, 2010

Crimen Pasional



El acusado se aceptó culpable. El crimen: pasional. La sentencia: nostalgia indefinida. La evidencia: una carta (que se transcribe para mejor reseña del caso).


De la forma más absurda posible Te extraño. En mi cama cuando hace frío extraño tu cálida presencia. Cuando logro dormir estás ahí, como si esperaras el momento justo en que entro a mis sueños, para recordarme que el pasado está presente. Invariablemente me despierta el recuerdo de tus caricias y ese sabor tibio que se le atribuye a la saliva mañanera. Ayer te vi en el cabello liso y alborotado de una alumna, estabas comiendo en la cafetería con un grupo de gente desconocida; luego, como si te hubieses trasladado 50 metros más adelante, en la explanada, encontré tu peculiar forma de correr: ibas detrás de tu novio para tomarle la mano; de nuevo, 15 minutos más tarde encontré la carcajada que sueltas cuando se me caen las cosas o nos malentendemos y enojamos por tonterías; una vez más, vi el brillo de tus ojos cuando te besaba justo en el momento en que una niña de la calle recibió una manzana de desayuno (ese instante cobró intensidad cuando pensé en ti, mujer preocupada por las desigualdades y angustiada por la falta de comida en niñas).


Lo más irónico es que de tantos retazos que veo, huelo y siento de ti, te extraño como si no recordara nada en lo absoluto de Nosotros. Ya no sé como besas ni tampoco como miras. La forma en que nos platicábamos con la mirada, nuestras reflexiones sobre la vida, las divertidas memorias y las pesadas tareas sociales que cargamos...Hoy con melancolía grito estar harto de piezas inconclusas de un pasado que no termina de desvanecerse, ni tampoco, lamentablemente, de regresar.


Lo único que quiero es calentarte una vez más la cama, antes que olvide por completo la forma de tu cara o el contorno de tu cuerpo. El único secreto que tengo está muy mal guardado: el calor que llevo dentro reclama tu compañía, te pide que vuelvas a calentar mis sábanas, que me dejes compartirte aunque sea un poco de la incandescente ansia que contrae mis músculos y recorre mi espalda. Sólo pido acariciar tus cabellos una vez más como siempre lo hacía, y que esa caricia nos lleve al puerto siempre buscado por los dos, donde disfrutábamos de la desnudez. ..Pero todo indica que tendré que conformarme cometiendo un crimen pasional, después de todo, la única huella que dejaré será esperma de tintas negras.